Día del Maestro: profesores que inspiran y dejan huella

Desde 1953 y por decreto supremo emitido en el gobierno de Manuel Odría, cada 6 de julio se celebra en el Perú el Día del Maestro, dirigido a conmemorar la labor de enseñanza que cumplen -en las aulas y fuera de ellas- los profesores o docentes de nuestro país en distintos niveles educativos. 
En el Perú, son más de 75.000 los docentes que imparten sus conocimientos en universidades públicas y privadas, mientras que casi 26.000 lo hacen en instituciones de educación superior no universitaria. Pero la mayoría de maestros, unos 470.635 según el Ministerio de Educación (Minedu), cumplen su labor en la Educación Básica Regular (EBR), etapa que corresponde a los niveles de inicial, primaria y secundaria. 
Es justamente entre los muros de diversos colegios, en las aulas, entre pizarrones, tizas y plumones, e incluso en los recreos y fuera de los planteles, en donde se ha visto a grandes maestros, a personas que con gran vocación han enseñado a sus alumnos y dejado huella en ellos. La semana pasada, el Ministerio de Educación condecoró a veinte de ellos con las Palmas Magisteriales, máximo reconocimiento que otorga el Estado desde 1949 a todo profesional en educación o con título distinto.
Camino a los 100 años
Uno de los galardonados fue Lorenzo Vargas Díaz, próximo a cumplir 100 años, con 22 hijos, 43 nietos y 2 bisnietos. Durante 48 años, el profesor de Ciencias educó a diversas generaciones. Y aunque ya está alejado de las aulas, no deja de enseñar. Cada domingo, antes del izamiento del pabellón nacional en la plaza de su natal Cutervo (Cajamarca), pronuncia discursos ante sus vecinos y, además, diversas radios locales, le dan espacio para sus disertaciones. 

“Sigo de profesor de mi pueblo, pero hablando de los sucesos del mundo, porque sigo hasta hoy autoeducándome. El hombre debe autoeducarse para conocer a los hombres, al mundo y a la vida”, comenta don Telito, como le dicen. Esta vocación que aún mantiene y su amplia experiencia educativa en Trujillo, Lima y Cajamarca como docente y director le valieron las Palmas Magisteriales en grado de Maestro. “Sigo siendo docente y lo seré hasta desaparecer”, dice con voz calmada, alegre y segura. 
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